Más de 220 firmas de la sociedad civil recogen el posicionamiento sobre el canje de deuda por naturaleza que involucra a las reservas marinas de Galápagos en Ecuador expresando su preocupación y rechazo a esta operación que está lejos de ser un caso ejemplar de movilización de fondos para la conservación ambiental, y alzan la alerta sobre operaciones similares que se puedan dar a futuro en otros países.

Se han identificado como principales problemas, en primer lugar, la participación de intermediarios privados, algunos vinculados al sector financiero, además del BID y la Corporación Financiera de Desarrollo de los EE.UU., lo cual sugiere que estos actores están impulsando la financiarización del desarrollo y la naturaleza, lo que conlleva altos costos de transacción para el país.

En segundo lugar, las condiciones y la transparencia de las operaciones relacionadas con la emisión de bonos, recompra, garantías y seguros no están claras, generando dudas sobre quiénes se beneficiarán realmente con este acuerdo y si se lograrán los objetivos ambientales establecidos. Por último, la toma de decisiones sobre el uso de los recursos recaerá en una entidad privada extraterritorial, lo cual compromete la soberanía de Ecuador sobre la reserva natural.

En esta posición conjunta, las organizaciones y especialistas exhortan a las instituciones financieras internacionales, bancos regionales, países acreedores y prestatarios a basar los canjes de deuda por naturaleza en los pilares de transparencia, soberanía y equidad, donde se priorice el interés público por sobre el privado.

Los firmantes destacan que, “más allá de los procesos a pequeña escala de canjes de deuda por naturaleza, nuestra atención y acción deben centrarse en lo que realmente se necesita para abordar la deuda y las crisis climáticas: una nueva arquitectura financiera internacional que considere la cancelación/reestructuración de la deuda a gran escala con participación de todos los acreedores, un consenso renovado sobre la responsabilidad de los acreedores y deudores, y ampliar significativamente el financiamiento climático público nuevo, adicional, sin condiciones y basado en donaciones”.

Iolanda Fresnillo, directora de políticas e incidencia de Eurodad, sostuvo que “resulta muy problemático que se planteen los canjes cómo solución al problema de la deuda, cuando su impacto suele ser menor y sus costes elevados. Al final son una cortina de humo para no abordar la necesidad de una cancelación sustancial de deuda en los países del sur”.

Por su parte, Rodolfo Bejarano, analista senior de Nueva Arquitectura Financiera en Latindadd, señaló que “Los canjes de deuda pueden ser instrumentos útiles para liberar recursos que sean dirigidos a acciones de conservación o climáticas, pero estos deben darse en un marco de transparencia y rendición de cuentas, priorizando el interés público y respetando la soberanía de los países. Sin embargo, son insuficientes si no se complementan con un programa amplio de reformas que dé solución a la situación de endeudamiento público y permita afrontar las vulnerabilidades de los países”.

Asimismo, Pablo Iturralde, coordinador general del Centro de Derechos Económicos y Sociales (CDES) de Ecuador, comentó que “es fundamental que se aborden los desafíos y riesgos planteados por este canje, como la insuficiente reducción de la deuda y el déficit para financiar la conservación de Galápagos. Este tipo de mecanismos subordinan la participación ciudadana y la apropiación democrática, y desvían la atención de soluciones urgentes para Ecuador en términos de riesgos climáticos y desarrollo sostenible”.

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