El plátano es uno de los productos bandera de la región Amazonas. 630 familias asociadas y un millón de agricultores locales no asociados se dedican a la cadena de producción y comercialización del plátano de primera y segunda calidad, descartando cientos de toneladas de plátano de tercera, por carecer de demanda.

Es así como CODESPA en el marco del programa Work4Progress de la Fundación La Caixa, junto con la academia, ha impulsado procesos de innovación para generar emprendimientos que obtengan harina y hojuelas deshidratadas de plátano, y de los pseudotallos una biofibra orgánica, útil para artesanías y accesorios de moda.

Estos emprendimientos de economía circular han favorecido no solo el fortalecimiento de las asociaciones de productores, también han generado oportunidades de empleo para jóvenes y mujeres involucradas en la cadena de valor del plátano.

En el caso de las hojuelas deshidratadas de plátano, 13 jóvenes de la comunidad de Chapi, ubicada a 20 minutos de Santa María de Nieva, en la provincia de Condorcanqui, se encargan de la producción para abastecer el mercado local, con demanda en las provincias de Bagua, Chiclayo, entre otras zonas. Para ello, los emprendedores trabajan un jornal de 6 horas por el que obtienen un pago de 40 soles, respetando turnos de trabajo.

Esta actividad beneficia a 353 agricultores de la Asociación de Productores Agroecológicos del Alto Marañón (APAAM) ubicados en 12 comunidades de Nieva. En el local comunal donde se producen las hojuelas deshidratadas, se ha instalado un deshidratador que funciona con energía solar y otros equipamientos, en donde los jóvenes -luego de haber sido capacitados- se encargan de pesar, lavar, pelar, cortar y deshidratar las hojuelas o pulverizarlas para obtener la harina.

El presidente de APAAM, Guillermo Jamash, refiere que de los 90 mil cientos de plátano (9’000,000) que producen mensualmente, el 60% es plátano de primera calidad, 20% de segunda y el 15%, equivalente a 13 mil 500 cientos, corresponde al plátano de tercera, con el que realizan el proceso de manufactura en este emprendimiento.

Por otro lado, en torno a la biofibra, los 95 miembros de la Asociación de Productores Agroecológicos del Bajo Marañón (APAEBAM) cosechan cada 20 días, 60 mil plátanos de sus aproximadamente 30 hectáreas. Como residuos de la producción comercial, obtienen 4.061 toneladas de pseudotallos, a partir del cual se ha desarrollado un prototipo que extrae a través de un proceso sostenible, una cuerda muy fina de color natural que sirve para la artesanía local, denominada Biofibra.

Para ello, limpian el pseudotallo, lo desgajan en capas para luego cortarlo en tiras de 7 cm de ancho. Estas deben pasar por un decorticador que les retira la humedad dejando fibras húmedas, las mismas que serán hervidas en vinagre, enceradas y puestas al sol hasta quedar totalmente secas. Dependiendo del pedido, las biofibra podrá ser tinturada a partir de productos naturales de la zona, como yamakai, achiote o guisador.

Según la encuesta realizada en 2020 a 20 familias, los socios indican que para obtener 2 kg de biofibra se usa alrededor de 13 tallos lavados y preparados. Para ello, 11 mujeres de la comunidad de Santa Rosa de Pagkintsa, luego de haber sido capacitadas, se encargan de elaborar la biofibra a través de un jornal remunerado.

Antes de implementarse esta actividad productiva, los socios de APAEBAM refieren que cada 20 días se desperdiciaban 1900 pseudotallos, que quedaban tras la cosecha para comercializar el plátano. Ahora, ven la oportunidad de utilizar los tallos para convertirlos en biofibra obteniendo un doble beneficio, por un lado, generarse un empleo y por otro reducir el impacto negativo de los residuos en el medio ambiente. En el mejor de los casos, de 5 o 6 pseudotallos se obtiene 1 kg de biofibra seca, lo que significa que de los 1900 pseudotallos se podrían conseguir de 320 a 384 kilos de biofibra destinados para artesanía y el mercado de la moda sostenible.

Estas propuestas son lideradas por productores de la comunidad de Chapi y Santa Rosa de Pagkintsa, en la provincia de Condorcanqui, región Amazonas, en donde CODESPA viene promoviendo la innovación y emprendimiento en comunidades amazónicas desde el 2020 a través del proyecto denominado “Promoción de Ecosistemas de Innovación Inclusivos en Áreas Rurales de Perú”, en el marco del Programa Work4Progress financiado por Fundación “La Caixa”.

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