Por: Daniel Higa Alquicira (@danielhiga_al)

Ciudad de México.- Parece una exageración decir que México es un país muy peligroso para realizar la labor periodística, pero es una cruel verdad. Apenas en lo que va de este 2022, fueron asesinados Lourdes Maldonado, Margarito Martínez y Luis Gamboa; los tres ejercían esta profesión.

En 2021, el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ) contabilizó nueve asesinatos de profesionales de la comunicación. A estos números, hay que sumarle la impunidad con que las autoridades imparten justicia para esclarecerlos.

En ese sentido, el CPJ considera que las fiscalías o los ministerios públicos simplemente no realizan las investigaciones correspondientes para resolver los homicidios. Por lo tanto, México es el país con el mayor número de casos de periodistas asesinados en total impunidad, dice este organismo.

Tal como lo señaló Jan-Albert Hoosten, representante del CPJ en México, en declaraciones a el diario El País: “El estado de justicia en México es incapaz de resolver los crímenes e incapaz de clarificar los hechos”.

Asesinatos acumulados

Esta situación ha sido una constante en los últimos años, en donde la falta de profesionalismo de las autoridades de justicia, el aumento de la violencia generalizada en México, la ineficiente aplicación de los mecanismos de protección y la corrupción con que operan los gobiernos locales, han provocado un estado de alerta.

De acuerdo a la organización Artículo 19, en más de tres décadas han asesinado a 138 periodistas en México.

“Es sabido que México es uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo, que hay más de cien periodistas que han sido asesinadxs o que han sido desaparecidxs en los últimos años”, dice esta ONG defensora de la libertad de expresión en su informe Ya nadie publica eso. Derecho a la verdad, violencia contra la prensa y afectaciones a comunidades y colegas.

Esta realidad la confirma la UNESCO, que entre 2013 y 2022 contabilizó 87 periodistas asesinados. Pero si la cifra es grave por sí misma, la perspectiva empeora cuando se compara con otros países en donde libran una guerra o un conflicto armado oficialmente reconocido.

Así, según cifras de este organismo, Siria reportó en ese mismo periodo 70 comunicadores asesinados, mientras que Afganistán 64 e Irak 57. Sin duda México es el país más peligroso del mundo para ejercer la labor periodística.

¿Gobierno ausente?

La esperanza de que México tomara otro rumbo en materia de seguridad creció con la llegada al poder de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia en 2018. Sin embargo, la situación para los periodistas no ha mejorado en lo absoluto (y tampoco para la sociedad en general).

De acuerdo a la agencia de defensa de derechos humanos de la Organización de Naciones Unidas, desde que comenzó su gobierno van 32 periodistas asesinados.

En una de sus famosas conferencias mañaneras, un reportero hizo un reclamo al presidente y le pidió garantías para que el gremio pudiera realizar su trabajo sin poner en riesgo su vida, pero AMLO no dio una respuesta clara.

En cambio, acusó a sus adversarios de utilizar los asesinatos de los periodistas para atacar a su gobierno. «Nuestros adversarios aprovechan todo para atacarnos, pero en realidad, en el fondo no es que sinceramente les preocupe el que pierdan la vida seres humanos», argumentó el mandatario.

De hecho, esta es una de las frases más recurrentes del presidente para salirse de un tema complicado y sobre todo cuando, se critica a su gobierno ante la falta de claridad en situaciones de emergencia. Sin embargo, los periodistas muertos ahí están y no son solo una cifra o una estadística.

Periodistas abandonados

La situación es muy grave y ya es imposible ocultarla. Pero atrás de todo, en el día a día, también sería bueno analizar y reflexionar sobre las condiciones en las que trabajan la mayoría de los periodistas y reporteros.

El medio laboral es muy injusto con ellos. Con salarios paupérrimos, en muchos casos sin prestaciones de ley ni seguridad social; teniendo que trabajar para diversos medios a la vez para solventar los gastos y con despidos masivos a la orden del día.

Esta es la terrible realidad del mundo laboral periodístico y si algo hacía falta, hay que sumarle que están arriesgando literalmente su vida.

Creo que nunca estuvo mejor aplicada la frase de que a veces el periodismo se ejerce solo por “el amor al arte”. Con gente apasionada de su trabajo que sin importar las condiciones en las que trabajan o los bajos salarios, intentan cumplir con la misión de informar a la sociedad, aunque en ellos se vaya la vida.

 

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