Se estima que “1 de cada 7 hombres va a ser diagnosticado con cáncer de próstata. Si este diagnóstico se hace de forma temprana, la posibilidad de curación es mayor al 95 por ciento”, así lo indica el doctor Hugo López Ramos, urólogo y epidemiólogo clínico.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales, NIDDK, en los hombres mayores de 50 años, el problema más común de la próstata es su agrandamiento. Esta afección también se conoce como Hiperplasia Prostática Benigna.

El doctor Juan Carlos Vélez Román, especialista en urología y profesor universitario, señala que en relación al chequeo prostático: “en pacientes sin síntomas en términos generales a partir de los 50 años, pero podrían empezar entre los 40-49 años sobre todo si tienen factores de riesgo como familiares en primer grado de consanguineidad con cáncer de próstata, la frecuencia de estos chequeos se ajusta a cada paciente según sus factores de riesgo y el resultado de sus pruebas de laboratorio, pero se podría decir que entre 1 y 3 años”.

La próstata es una glándula que forma parte del sistema reproductivo masculino y tiene aproximadamente el tamaño de una nuez y rodea la uretra, conducto que lleva la orina desde la vejiga hasta el exterior del cuerpo. Ayuda a producir semen, el líquido que contiene esperma.

La patología de próstata es uno de los motivos de consulta más frecuentes en medicina familiar y urología, por ello es importante reconocer los principales datos clínicos que ayuden a realizar diagnósticos diferenciales entre los problemas prostáticos más frecuentes.

Si la próstata se agranda demasiado, puede causar varios problemas de salud

“La Hiperplasia Prostática Benigna, HPB, es una de las enfermedades más comunes en el adulto varón. Su prevalencia ha aumentado por el crecimiento demográfico, el incremento de la expectativa de vida y por los cambios en el estilo de vida”.

Cabe destacar que la HPB se refiere al crecimiento benigno de la próstata, que aparece con la edad y por estímulo de la testosterona, generalmente, después de los 35 a 40 años de edad.

De acuerdo con el doctor Vélez, el diagnóstico de Hiperplasia Prostática Benigna se da inicialmente basado en la sospecha por los síntomas del tracto urinario inferior, como, por ejemplo: disminución del calibre del chorro urinario, esfuerzos para orinar, sensación de no haber terminado de orinar, aumento en la frecuencia o imposibilidad para la micción, entre otros.

De presentarse lo anterior, se debe realizar la palpación de la próstata a través del tacto rectal en donde se puede notar el agrandamiento de la glándula, seguido de exámenes clínicos que ayudan a confirmar el diagnóstico, como, ecografía de vías urinarias transabdominal o ecografía de próstata transrectal, cistoscopia, uroflujometria, antígeno prostático específico, uroanálisis y creatinina.

“La HPB es una condición de muy alta prevalencia tanto en Colombia como a nivel mundial, se considera que el 90 por ciento de los hombres entre los 45 y 80 años tiene algún tipo de síntomas urinarios bajos, muy posiblemente relacionados al crecimiento prostático”, así lo manifiesta el urólogo López.

La HPB y los síntomas del tracto urinario inferior se asocian con la disfunción eréctil, presentándose en el 56 y 72 por ciento de los pacientes.

“La Disfunción Eréctil, DE, se define como la incapacidad permanente para iniciar o mantener una erección suficiente como para permitir una relación sexual satisfactoria. El término “impotencia”, que fue usado por largo tiempo como sinónimo de DE, ha sido objetado por sus implicancias peyorativas y falta de precisión para definir este fenómeno, por lo que las guías internacionales recomiendan abandonar su uso”.

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