El implante capilar ha dejado de ser un procedimiento reservado para unos pocos y se ha convertido en una opción cada vez más buscada por personas que desean recuperar su imagen, seguridad y bienestar emocional. Según los especialistas, la demanda continúa en ascenso, especialmente entre hombres y mujeres entre los 30 a 40 años, el grupo que más consulta y se somete a este tratamiento en el país.
Durante los últimos años, el interés también se ha expandido hacia las mujeres. Cada vez más jóvenes profesionales priorizan el cuidado de su imagen capilar como parte integral de su bienestar. Muchas llegan impulsadas por experiencias pasadas de bullying o inseguridades acumuladas desde la adolescencia, y encuentran en el implante capilar una vía de reivindicación personal.
Implante capilar: Una necesidad emocional, no un lujo
Para el Dr. Edwin Lazo, especialista en medicina estética e implante capilar, el éxito del implante capilar radica en que responde a una necesidad emocional y social. “El cabello es como el maquillaje del hombre. Tener suficiente cabello o barba influye directamente en su autoconfianza, su seguridad diaria y hasta en sus vínculos afectivos”, explica.

“Este tipo de procedimientos contribuye a mejorar la autoimagen, reforzar la autoestima y favorecer relaciones personales y de pareja ya que pone en relevancia la realidad emocional de personas, que han tenido que enfrentar en silencio el tema tabú de la falta de cabello y cómo eso ha ido variando como un tema cultural”, refiere Lazo.
El médico destaca que, si bien después de la pandemia han surgido nuevos centros capilares en distintas regiones del país, la técnica DHI (Direct Hair Implantation) -una de las más avanzadas del mundo- ha convertido al Perú en un referente en la región, y la eficacia de estas técnicas modernas se respalda en un factor clave: la rápida reincorporación a la vida cotidiana, mucho más breve en comparación con los métodos tradicionales.
Romper el silencio y eliminar estigmas
Los expertos sostienen que hablar de salud capilar abiertamente ayuda a derribar temores y prejuicios. “Este problema es mucho más común de lo que parece. Gracias a las técnicas actuales, muchas personas han logrado reconciliarse con su imagen y recuperar la confianza en sí mismas”, señalan.
A quienes aún sienten vergüenza o temor de pedir ayuda, el llamado es claro: buscar orientación es el primer paso para encontrar una solución real y segura. Las técnicas actuales no solo ofrecen resultados naturales, sino que se respaldan en ciencia, tecnología y procedimientos que respetan el bienestar del paciente.



