Al menos 1.297 personas murieron por el terremoto que sacudió a Haití, informó el domingo el servicio de protección civil en una actualización que casi duplica los decesos reportados en un informe previo.

«La cantidad personas muertes por el terremoto subió a 1.297 el 15 de agosto», dijo el servicio que también actualizó a más de 5.700 la cantidad heridos que era hasta ahora de 2.800.

De otro lado, instalados en bancos, acomodados en sillas o tendidos en el piso sobre sábanas, los heridos del terremoto que asoló el suroeste de Haití el sábado se agolpan en el servicio de emergencias del hospital de Cayes, que comenzaba el domingo a recibir refuerzos.

«En el momento del terremoto, éramos sólo tres médicos en el servicio», dice el doctor Michelet Paurus.

«Esta mañana está mejorando porque hemos recibido ortopedistas, cirujanos y también 42 residentes que están distribuidos en todos los hospitales del departamento», explica la médica de urgencias.

Rudolphe Steven Jacques, un médico de 26 años, es uno de los profesionales de la salud que arribó de la capital, Puerto Príncipe.

«La falta de material es crónica, depende de las llegadas. Mira, esta mujer lleva un tiempo esperando que le haga una sutura pero no tengo bandeja para eso en este momento» lamenta el joven practicante, mostrando una gran herida en la pierna de una paciente sentada en un rincón.

En las pequeñas habitaciones de este hospital, pacientes y médicos se empujan.

«Todavía están llegando muchos heridos esta mañana, no me lo esperaba: son los que vienen de áreas más remotas. Como pueden ver, el servicio de emergencia está muy exigido, pero estamos haciendo todo lo posible para atender a la gente», asegura a la AFP el doctor Jacques.

Inmediatamente después del violento terremoto de magnitud 7,2, los hospitales de la tercera ciudad del país se saturaron ante la masiva afluencia de heridos.

«Cuando se produjo el terremoto yo estaba en casa. Una vibración me hizo volar por el aire y aterrizar sobre mi brazo. Los vecinos vinieron a ayudarme a tomar un taxi. Pasé por varios hospitales, pero estaban sobrecargados», recuerda Venel Sénat, un corpulento cuadragenario.

«Esta mañana vine aquí y finalmente me atendieron. Me hicieron una radiografía gratuita y me colocaron este yeso, también gratis», dijo aliviado, mostrando su brazo derecho en cabestrillo.

Residente en Les Cayes, con su casa completamente destruida, Venel Sénat espera en el patio del hospital a que uno de los medicamentos que le recetaron esté disponible en la farmacia del establecimiento, ya que las farmacias ubicadas en el centro de la ciudad permanecen cerradas.

AFP

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