El nistagmo infantil es una alteración poco conocida por las personas, pero con implicancias profundas: se trata de un movimiento ocular involuntario, repetitivo y rítmico que puede notarse en los primeros meses de vida. A menudo, los padres notan que los ojos del bebé “se mueven solos” de un lado a otro, sin poder fijarse en un objeto.
Según estudios de Wiley Online Library, el nistagmo infantil afecta a entre 6,1 y 17 por cada 10 000 nacidos y la prevalencia estimada en la población general es de 24 por cada 10 000 habitantes, lo que lo convierte en una condición poco frecuente, pero no rara.
Marleni Mendoza, oftalmóloga y asesora científica de Laboratorios Lansier advierte que estos movimientos no son solo una cuestión visual: pueden afectar la capacidad de enfocar, generar dificultades en la lectura, el equilibrio y la percepción del entorno.
De acuerdo con datos clínicos, las causas más comunes del nistagmo son:
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Afecciones oculares (44 % de los casos): como hipoplasia del nervio óptico, cataratas bilaterales congénitas, albinismo, o aniridia.
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Idiopático (32 %): no se identifica una causa médica clara, aunque puede haber antecedentes genéticos.
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Neurológico o sindrómico (20 %): relacionado con síndromes genéticos o lesiones cerebrales tempranas.
¿Cómo se detecta?
La observación por parte de los padres suele ser la primera alerta. Luego, el diagnóstico se confirma con:
Evaluación oftalmológica integral, exámenes específicos como video‑oculografía, resonancia magnética (si se sospecha causa neurológica) y estudios genéticos en algunos casos.
Aunque el nistagmo no tiene cura definitiva, sí existen formas de mejorar la visión y la calidad de vida del niño:
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Lentes o gafas especiales
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Cirugía de músculos oculares para reducir la intensidad de los movimientos
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Reeducación postural: algunos niños giran la cabeza para encontrar una posición de mirada más estable, llamada “posición nula”
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Apoyo educativo personalizado y adaptaciones visuales en el entorno escolar
‘’Detectarlo a tiempo puede hacer una gran diferencia. Cuanto antes se interviene, mayores son las posibilidades de preservar una buena función visual, evitar problemas de autoestima o integración escolar, y anticipar trastornos más complejos que podrían pasar inadvertidos.’’ señala la especialista.
Para finalizar, nos advierte que el nistagmo infantil no es simplemente un «tic» visual, sino una condición que puede reflejar trastornos visuales o neurológicos importantes. Estar atentos a los movimientos oculares inusuales durante los primeros meses de vida y consultar al pediatra u oftalmólogo ante cualquier sospecha es fundamental para el desarrollo saludable del niño.