Por Mauricio García, Head of Western Union’s South America Business
Mientras muchas regiones del mundo buscan la manera de avanzar en la recuperación económica tras la pandemia, debemos fijarnos en lo que ayudó a fortalecerlas durante el momento álgido del cierre. Algo que se mantuvo constante durante el punto crítico de la crisis fue el envío y la recepción de remesas transfronterizas.
El informe «Remesas familiares en 2021: ¿Es el crecimiento de dos dígitos la nueva normalidad?», elaborado por el Diálogo Interamericano, señaló que el dinero enviado a casa por los migrantes latinoamericanos y caribeños superó los 134.400 millones de dólares el año pasado, lo que supone un aumento del 26 por ciento respecto a 2020.
Cabe destacar que esto representa más del cinco por ciento del producto interior bruto (PIB) de toda la región, e incluso más del 20 por ciento en muchos países pequeños, según el estudio. Las remesas recibidas en los países sudamericanos también lograron superar su máximo histórico con un monto de 24.296 millones de dólares, superando el de 2020 en casi 24 por ciento, lo que significó un ingreso adicional de 4.655 millones de dólares durante 2021.
Este factor ha permitido que la reactivación económica global sea más rápida de lo esperado porque, a diferencia de la inversión extranjera, el gran efecto multiplicador que tienen las remesas es que van directamente a las familias, estando disponibles rápidamente para las necesidades básicas de la vida.
Una de las principales razones de esta reactivación se centra en la recuperación del empleo en los países de residencia de los emigrantes. Según el reciente informe publicado por el Departamento de Trabajo de Estados Unidos, se produjo un crecimiento generalizado del empleo, especialmente en sectores como el transporte, el almacenamiento y la fabricación.
A finales del año pasado, esto permitió un aumento de las remesas enviadas por los emigrantes para mitigar los efectos restantes de la pandemia entre sus familiares. Concretamente en Sudamérica, la tasa de crecimiento de las remesas fue más de 10 puntos porcentuales superior a la tasa de crecimiento estimada del PIB per cápita en esta subregión (13,4%), según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Además, se produjo un aumento significativo de los ingresos de los emigrantes en el extranjero, gracias a las mejoras en el mercado laboral al que se enfrentan, tanto por la disminución del desempleo como por la mejora de los empleos a tiempo completo frente a los de tiempo parcial.
Las remesas son un elemento fundamental tanto para fortalecer la economía como para mantenerla a flote en tiempos de crisis. Debemos continuar considerando a las transferencias transfronterizas de dinero como un apoyo fundamental para ayudar a afrontar los efectos de la crisis, así como una de las claves para continuar con la recuperación y el crecimiento futuro.